¿Y esa cinta roja?

Joven mostrando sus pulseras

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No, no se trata de un amuleto protector o de la buena suerte… se trata de un ayuda-memoria para “¡no abrazar!”

Sept. 20, 2024.- En el afán permanente por encaminar laboralmente a mi hijo Alberto (38 años, discapacidad intelectual), recién comenzó una pasantía/entrenamiento laboral en una reconocida cadena hotelera con presencia en nuestra ciudad, ubicada al norte del estado de la Florida.

El manejo del idioma ha sido uno de los numerosos obstáculos que hemos enfrentado en éste y otros entrenamientos. Encontrar un contexto donde logre comunicarse con escaso manejo del inglés, no ha sido sencillo.

En otros lugares de este mismo estado, hay mercados en que la presencia hispana se hace sentir. Son muchos los comercios y los comerciantes y el personal de apoyo que puede comunicarse en español. No es el caso en nuestra ciudad.

Ni modo. Toca trabajarlo. Ensayando vocabulario. Practicando diálogos sencillos. Aprendiendo a pedir apoyo o dirección. Una larga lista. Un desafío importante.

Sin embargo, Alberto tiene una enorme autoconfianza y no teme a las nuevas situaciones.

En el caso de su entrenamiento actual, se incorpora al equipo de limpieza del hotel. El entrenador laboral, su “coach” como él dice, es un señor con buenas intenciones y desconocimiento del español.  

Sí resulta afortunado que la mayoría de los integrantes del equipo de limpieza son hispanos. De hecho, el “mentor” de Alberto, la persona encargada de enseñarle y es su supervisa de facto, es Diego, un joven colombiano, súper simpático.

Diego ha sido la persona que le ha ido enseñando los pasos – y son muchos – para preparar las habitaciones para su limpieza a fondo. Al quedar una habitación vacía, ellos se ocupan de sacar las toallas, las sábanas, las fundas y todo desecho. Seguidamente, otros integrantes del equipo vienen a limpiar más a fondo.

La gerente del hotel amablemente me facilitó un listado de lo que Alberto tiene que hacer y yo lo transferí a un cronograma visual que revisamos muchas veces. Afortunadamente, Alberto ya superó esa etapa y según él mismo afirma “¡es una papa suave!”.

Excelente.

Entre las quejas y situaciones que han surgido: Exceso de comunicación en el chat interno para los integrantes del equipo de limpieza. El primer día, sumaron a Alberto al chat. El segundo, ¡lo sacaron! Muchos emojis de amistad y cariño, etc. Los quiero mucho.  Gracias por la oportunidad. Etc.

Más recientemente, la observación fue “que Alberto abraza mucho.” La joven gerente, con muchísima pena, me dijo que algunos compañeros de trabajo se sentían incómodos ante tanta abrazadera.

Esa ha sido una batalla permanente aquí. No solo en contextos laborales. En todo contexto. Cada cultura tiene sus parámetros de proximidad. En nuestro contexto actual, hay que mantener un amplio margen de distancia. A pesar de muchísimas conversaciones y demostraciones sobre respeto al “espacio personal”, no siempre lo logramos.

Fue mi hija la que sugirió la tira roja amarrada en la muñeca. Como un ayuda-memoria. Así que Alberto añadió a su colección de pulseras de silicona una más… la cinta roja para recordar “no abrazar.”

¡Vamos a ver si funciona!

Amiga,

Angela

Compartido por Ángela Couret

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