Vaticinios apocalípticos, destrucción de la capa de ozono, epidemias virales letales, estadísticas deprimentes de toda índole, reflejado en el día a día en: el robo del carro anoche, el asalto en la autobuseta, el aumento en la mensualidad del colegio, los precios en el automercado, las tarifas de la electricidad, teléfono, etc…difícil mantenerse optimista y positivo ante semejante carga de alto voltaje…
Aún asi o justo por eso, debemos centrarnos en potenciar nuestras reservas de ánimo para mantenernos funcionales y efectivos en lo laboral, lo familiar y lo afectivo.
Hagamos una introspección…
Si hacemos un inventario mental de las personas que hemos conocido, seguramente recordaremos algunas aparentemente más fuertes, más hábiles y adaptables ante la adversidad, con capacidad de rebotar con mayor rapidez…Es esa una cualidad que debemos tratar de desarrollar en lo personal y procurar legar a nuestros hijos, como una invalorable herencia espiritual.
A continuación ofrecemos la traducción (resumida) de un artículo publicado en la revista norteamericana, Exceptional Parent en 1996. Allí se aborda el tema de cómo fomentar en nuestros muchachos la resistencia y fortaleza para enfrentarse a los retos que presenta la vida…
Sobreviviendo la adolescencia: El desarrollo de programas que promueven la resistencia a factores de riesgo.(*)
Investigaciones realizadas en el área de la resistencia a condiciones adversas ofrecen una clara imagen de las condiciones que protegen al joven en situación de riesgo – incluyendo a los jóvenes discapacitados – de las consecuencias negativas. Si comprendemos los factores que mejoran los resultados en aquellos que están en situación de riesgo, podríamos ayudar a los líderes gubernamentales a diseñar mejores programas de atención a jóvenes con discapacidad.
No son superhéroes invencibles
Los adolescentes resistentes no son superhéroes invencibles. Tampoco exhiben un grado extraordinario de alegría, satisfacción con la vida o problemas de salud vinculados al estrés. No son inmunes a los cambios o dificultades en la vida. Sin embargo, cuando enfrentan situaciones de prolongada tensión emocional o física, logran mantenerse socialmente competentes. Y si bien se puede anticipar que experimenten tristeza e infelicidad en circunstancias estresantes, logran permanecer productivos; constituyendo esto un rasgo distintivo de resistencia a esos efectos.
A través de una amplia variedad de estudios que han explorado los factores de riesgo y los factores de protección en niños y adolescentes con discapacidades, y en sus familias, se han identificado un número de hallazgos consistentes.
Cualidades resaltantes
Así, aparecen tres cualidades en los jóvenes discapacitados exitosos.
– Poseen un temperamento agradable
– Han crecido en compañía de uno o varios adultos preocupados por su bienestar
– Están involucrados en actividades bien sea religiosas, escolares o en organizaciones asistenciales de otro tipo.
Estas cualidades – factores de protección- pueden tener un impacto más profundo sobre la conducta de resistencia en la infancia, adolescencia y adultez, que los factores específicos de riesgo tales como la pobreza, servicios de salud deficientes y los problemas familiares.
Para algunos, esos factores de protección se hallan en la familia nuclear, parientes o vecinos. Otros, los encuentran en instituciones más formales como la escuela, congregaciones religiosas y consejeros profesionales.
Establecer factores de resistencia a riesgos en programas educativos, sociales, recreativos y de otro tipo, para jóvenes discapacitados, requiere de estrategias sistémicas centradas en:
– Enfatizar las fortalezas entre la población joven tanto como reducir los riesgos causados por la condición crónica.
– Considerar a los jóvenes como parte de la solución del problema y no sólo como foco del problema.
– Activar (n.e. los factores de protección) precozmente en la vida del niño.
– Que sean intensivos, contínuos y apropiadamente desarrollados
– Ejecutados por un equipo de trabajo colaborador, interdisciplinario y no excesivamente profesionalizado.
– Que incluyan todo lo necesario para ser exitosos
– Que valoren a los jóvenes
Los elementos claves para el desarrollo de programas basados en la resistencia podemos resumirlos en el modelo PCAP (people, contributions, activities and place, o sea, personas, contribuciones, actividades y lugar) como se destaca a continuación.
– Personas, especialmente un adulto, que le cuide y esté vinculado con la red de adultos involucrados en la vida del adolescente.
– Contribuciones, especialmente el brindarle la oportunidad al joven para que contribuya con su familia, vecindario y la comunidad.
– Actividades, a través de la escuela y la comunidad, que permitan desarrollar un sentido de asociación y pertenencia.
– Un lugar para que los jóvenes se reúnan, se recreen bajo supervisión de adultos y desarrollen amistades.
Este modelo se basa en el desarrollo de habilidades para la vida mientras se concientiza la necesidad de las oportunidades para la participación de la escuela, familia y comunidad.
Basado en el artículo Risk and Resilience: A Model for Adolescent Health Interventions, escrito por Robert W. Blum, M.D., Ph.D.
Dr. Blum es profesor, Director de la División de Pediatría General y Medicina para Adolescentes y Director del National Center for Youth with Disabilities y del Centro para Niños con Enfermedades Crónicas y Discapacidades de la Universidad de Minnesota.
Fuente: Publicado en Paso a Paso, Vol.7 No. 1, Ene./Feb. 97.
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