Comprendo que nada tiene de milagroso ese Jorge, el monito curioso que protagoniza el afamado cuento infantil «Curious George», obra de H.A. Rey. Sin embargo, ese Jorge sí ha manifestado ante mis ojos atribuciones milagrosas.
Sucedió así… tengo yo un precioso hijo adolescente, de 14 años. Se llama Alberto y Alberto tiene retardo mental.
Ha sido dichoso, sí, pues desde siempre ha gozado de las mejores estimulaciones en todas sus áreas deficitarias, pasando por manos de expertos profesionales venezolanos y de otras latitudes. Que si primero el control de tronco, luego la marcha, luego el lenguaje, luego… siempre un luego… otra pieza del rompecabezas por encajar…
Es aquí donde aparece Jorge… la lecto-escritura ha sido desde hace años un área de atención prioritaria en el programa académico de Alberto. Además de una suerte de obsesión familiar…ocupación constante…fuente de incansables búsquedas…ensayando este método, probando aquella estrategia…sumado, claro está, al cúmulo de oraciones elevadas con fervor por las abuelitas, las tías y su mamá…
En diciembre mi Alberto cumplió 14 años y su abuela materna, veterana educadora, mientras dedicaba horas a la «bendita» faena de la lectura con su nieto, me aseguraba: «Está a punto…», «Es cuestión de constancia…» y seguía inventándole a su inquieto nieto cuentos fabulosos, relatados en frases sencillas, para estimular su interés…
Y llega la Navidad. Y su hermano de 15 le regala a Alberto «Jorge el Curioso», traducción de aquel «Curious George» de fama internacional.
Y entonces, como por milagro, ante mis ojos, Alberto comienza a enlazar sílabas con mayor fluidez, a armar palabras, adivinar otras… en fin, se hace escuchar riendo a carcajadas con las travesuras del inquieto Jorge, por quien sin dudas siente gran afinidad!
¡Increíble acontecimiento!…le-yen-do…más o menos, no corridito, pero más que menos…
Ironías de la vida…todo venezolano recordará Diciembre del ’99 como una fecha señalada por la lluvia inclemente y un gran desastre natural…sin embargo, yo guardaré ese, sí, pero otro recuerdo también…el del Milagro…
Sé que son muchos quienes han propiciado ese milagro…diversos factores se han conjugado e incidieron en esa fluidez lectora…pero yo se lo achaco a Jorge, ¡el curioso y milagroso simio decembrino!
Publicado originalmente en el boletín impreso Paso-a-Paso. Año 2000.
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